Obedece a Dios, y deja en sus manos las consecuencias

 El título de este escrito fue el lema que caracterizó el ministerio del pastor Charles Stanley (1932-2023). La fe y la obediencia fueron los pilares sobre los que se fundamentó la vida y ministerio de este gran hombre de Dios, que alcanzó y bendijo la vida de millones de personas. 

Para los que estén interesados, les dejo el link para acceder al video titulado: Su camino, el mío: Un homenaje a la vida y Ministerio del Dr. Charles F. Stanley, publicado por Ministerios En Contacto.

https://www.youtube.com/watch?v=FyrbC4n8NI4&t=183s

Fe y obediencia

Fe y obediencia son las virtudes espirituales que encontramos presentes en la vida de todo hombre de Dios. Por ejemplo, cuando en hebreos capitulo once leemos el resumen de la vida de los hombres de Dios en los tiempos bíblicos, estas dos virtudes están presentes de manera explícita o implícita:  

 “Abel confió en Dios, y por eso le ofreció un sacrificio mejor que el de Caín. Por eso Dios consideró que Abel era justo, y aceptó sus ofrendas…

"Enoc confió en Dios y, por eso, en vez de morir, Dios se lo llevó de este mundo y nadie volvió a encontrarlo. La Biblia dice que, antes de que Enoc fuera llevado, fue obediente, y eso le agradó a Dios"

"Noé confió en Dios y, por eso, cuando Dios le avisó que sucederían cosas que todavía no podían verse, obedeció y construyó una casa flotante para salvar a su familia. Por su confianza en Dios, Noé recibió las bendiciones que Dios da a todos los que lo obedecen…"

"Abraham confió en Dios, y por eso obedeció cuando Dios le ordenó que saliera de su tierra para ir al país que le daría, aun cuando no sabía hacia dónde iba. … Abraham confió en Dios y, por eso, aunque su esposa Sara no podía tener hijos y él era ya muy viejo, Dios le dio fuerzas para tener un hijo. Y es que Abraham confió en que Dios cumpliría su promesa. Por eso Abraham, aun cuando ya iba a morir, pudo tener tantos descendientes como las estrellas del cielo y como la arena que hay a la orilla del mar. ¡Nadie puede contarlos!"

"Isaac confió en Dios, y por eso les prometió a sus hijos Jacob y Esaú que Dios los iba a bendecir. Jacob confió en Dios y, por eso, cuando ya estaba por morir, les prometió a los hijos de José que Dios los iba a bendecir…"

"José confió en Dios y, por eso, poco antes de morir, anunció que los israelitas saldrían libres de Egipto, y dejó instrucciones para que supieran qué hacer con sus huesos".

"Los padres de Moisés confiaron en Dios y, por eso, cuando Moisés nació, lo escondieron durante tres meses".

"Moisés confió en Dios y, por eso no le tuvo miedo al rey ni se rindió nunca. Salió de Egipto, y actuó como si estuviera viendo a Dios, que es invisible…"

(…)

"¿Qué más les puedo decir? No me alcanzaría el tiempo para hablarles de la confianza en Dios de…" (aquí continúa una extensa lista que aún sigue abierta) (hebreos cap. 11 TLAI)

 En algún momento de nuestra vida cristiana, creo que todos hemos soñado con ser usados por Dios como lo han sido los hombres que, ya sea en tiempos pasados o presentes, han hecho hazañas para Dios y que causaron un gran impacto en el mundo, dejando un legado de bendición. Cuando vemos el listado de los hombres de fe, descritos en el libro de hebreos, o en los de la actualidad, como lo fue el pastor Charles Stanley, quizás podríamos acariciar la idea de lo maravilloso que podría ser, si nuestra vida fuese tomada en cuenta por Dios para hacer grandes cosas para su gloria. Mientras dibujamos ese mundo imaginario, donde aparecemos como protagonistas de Dios, de repente la realidad pincha nuestra burbuja de ensueños, y nos encontramos con el contexto de una vida común, en la que nos hallamos la mayoría de los cristianos.

Gracias a Dios por los hombres a los que Dios ha llamado para grandes cosas, a los que han respondido y han sido fieles al llamamiento divino. Pero, para esos cristianos que puedan pensar que desde su posición y oficio no tienen rostro, y que sus vidas son insignificantes como para hacer algo que valga la pena para la gloria de Dios, quiero decirles que es todo lo contrario. Para Dios, cada uno de sus hijos tiene rostro (Él nos ve a través de Cristo), y son conocidos por Él en el amado. Y todos tenemos la oportunidad de llevar fruto abundante para Dios, ya que no se trata del tamaño de la tarea, sino de la fidelidad con que la hagamos. Vivir en fe y obediencia, te permitirá cumplir con la función de ser luz del mundo y sal de la tierra. Y aunque tu impacto parezca pequeño a tus ojos, será poderoso a los ojos de Dios y en la vida de aquellos a los que puedas iluminar. 

Te invito a que hagas tuyo también el lema del pastor Charles Stanley: "Confía en Dios, obedécelo, y deja en sus manos las consecuencias". Entonces, cuando llegue el día glorioso de presentarnos a su presencia, podamos escuchar de Cristo las benditas palabras: 

“... Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor” (Mateo 25:23 RV1960)

Comentarios

Entradas populares de este blog

LLAMADO A LA INTIMIDAD CON DIOS

¡El Más Bello Canto de Amor!

REGALO INESPERADO